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    Tarajal: tres años de impunidad

    Sos Racismo Navarra

    El próximo 6 de febrero se cumplio un terrible aniversario, el de la muerte en las costas de Tarajal de 15 personas en su intento por llegar a territorio europeo, 15 nombres que queremos nombrar para no olvidar: Soup Tagne Armand Ferdinand, Dauda Mahama, Larios Fotio, Nana Chimie Roger, Ousman Hassan, Ibrahim Keyta, Jeannot Flame, Bilong Martin Yves, Bikai Luc Firmin, Blaise Fotchin, Aboubakar Oumaourou Maiga, Samba Baya, Youssouf y otros dos jóvenes sin identificar. No obstante este año lo cumplimos con una pequeña victoria: la de la reapertura por tercera vez de la causa penal que intenta esclarecer lo que ocurrió ese día, y la victoria no es sólo por la reapertura, sino porque el Auto por primera vez habla de personas y recoge que: “nada excusa la dejadez o tibieza" a la hora de investigar cualquier hecho, pero "mucho menos cuando la vida, la integridad física o la dignidad en general de las personas se haya podido ver conculcada por la actuación de personas que obran por cuenta del Estado y que, en el desarrollo de tal labor, pueden hacer un uso de la fuerza y emplear medios específicamente destinados a tal fin que son especialmente peligrosos".


    Lo cierto es que no se encontraron con la muerte de manera casual, no “perdieron” la vida, les fue arrebatada de un modo cruel y terriblemente sistematizado, porque el uso de la violencia a la hora de impedir el acceso a suelo europeo está permitido, en algunos casos legalizado, pero es y seguirá siendo ilegitimo.
    Se trata de personas ejerciendo derechos, de personas que desafían la ley del control fronterizo porque tienen derecho a hacerlo, aunque no esté reconocido, aunque hayamos permitido que se legisle conculcando uno de los derechos más básicos: el de la libertad de circulación.
    Así lo entendemos y por eso seguimos luchando contra las leyes de los estados que entienden las migraciones como un problema a combatir, que lejos de analizar su origen ponen el foco en la llegada y la visten de amenaza para poder vender y comprar seguridad a cualquier precio.
    En los últimos tiempos, asistimos además a un debate peligroso, el de contraponer dos términos: migrantes y personas solicitantes de asilo o “refugiados” (resulta curioso que nos permitamos usar este último término para definir a quienes ni siquiera tienen reconocido ese derecho). Y no se trata de una diferencia jurídica, ojalá, si no de legitimar el derecho a salir del país de origen y sobre todo el de entrar al territorio que consideramos propio, nuestro y no suyo.
    Las trayectorias migrantes se reducen a la visión etnocéntrica de quienes pretenden regular flujos ajustándolos a las leyes de un mercado que no quiere ni hablar de derechos, que pretende sostener un sistema de privilegios y que nos reduce a cifras. Parece que no hay alternativa posible, pero sí la hay, la tenemos que construir entre todas y todos, a través de redes de solidaridad, de reconocimiento mutuo, de desobediencia a las leyes injustas.
    Hoy echamos la vista atrás y seguimos sintiendo el dolor de quienes tienen que enterrar a sus seres queridos a distancia, de quienes no tienen más remedio que lanzarse al mar porque las vías seguras se agotaron, de quienes atraviesan fronteras y estas les atraviesan durante toda su vida. Por eso, de nuevo nos levantamos contra este sistema, para decir alto y claro que no reconocemos estas fronteras asesinas que nos dividen, no queremos espacios sin derechos donde reine la impunidad, sino todo lo contrario, queremos construir un mundo en el que sabemos que cabemos todas, diversas, libres y en igualdad de derechos.
    Por todo ello, el próximo 6 de febrero a las 19:30 nos concentraremos frente a Delegación de Gobierno, para rendirles un digno homenaje y porque nos sobran razones para seguir reivindicando y denunciando la barbarie de las fronteras. ¡Ninguna muerte sin respuesta!

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